-¿Me tomas una foto?
-¿Con Leo?
-No, solita.
Hace mucho que no me tomaba una foto yo sola. Sin contar unas cuantas selfies para presumir mis cambios de color de cabello, no ha habido una foto en la que salga sólo yo desde hace ya unos años. A partir de la llegada de Leo siempre quiero salir con él en todas las fotos y, si por casualidad no sale él, sale Daniel.
¿Qué me motivó a pedir que me tomaran una foto sin Leo? Creo que una serie de factores, entre ellos, el hecho de que he aprendido a aceptar mi nueva yo físicamente. “Te ves linda”, dirán aquellos que me quieren, pero muchas veces las porras familiares no son suficientes para este proceso de adaptación. He recorrido un largo camino en el que he vivido a flor de piel miles de sentimientos y que me han llevado, con mucho esfuerzo y mucha paciencia de parte de mi pareja, familia y amigos, a hoy aceptar que soy una persona distinta a la que fui antes de embarazarme y que mi belleza sólo cambió de perspectiva. Ya no me digo “gorda” a cada minuto del día, aunque de repente todavía se me sale alguna ocasión, y trato de agradecer a mi cuerpo las oportunidades que me da y, sobre todo, la que me dio de convertirme en mamá.
